Es cualquier acción, omisión o negligencia que prive al niño de sus derechos y bienestar, que amenace o interfiera en su desarrollo físico, mental o social, y cuyos autores pueden ser personas, instituciones o la propia sociedad; es decir, abuso infantil es cualquier vulneración de derechos.
Sufrir violencia en la infancia modifica las estructuras cerebrales y el funcionamiento de diferentes sistemas, afectando la capacidad cognitiva, el desarrollo y el bienestar de la persona en su vida adulta, y creando un efecto intergeneracional de dependencia a sufrir violencia o de perpetuar la conducta violenta en la adultez.
Todo niño, niña y adolescente tiene derecho a su supervivencia, a la salud, a ser educado en base al respeto y la tolerancia, y a recibir un buen trato que favorezca el desarrollo pleno de sus capacidades, respetándose su integridad física, psíquica y emocional.
El buen trato es la clave para tener hijos e hijas felices, triunfadores, integrados a la sociedad, solidarios con los demás y futuros buenos padres o madres con sus hijos.
Sin embargo, el abuso físico es una forma de violencia socialmente justificada, practicada de manera común con el fin de corregir, controlar o cambiar el comportamiento de los niños, niñas y adolescentes.
Con Crianza Positiva, invitamos a repensar y asumir modelos efectivos de formación de hogar; incentivamos a conocer, comprender, analizar y valorar la importancia de utilizar formas de disciplina que estén basadas en el respeto de los derechos, en el diálogo y respeto mutuo, y que contribuyan a generar un cambio en la cultura.