La alimentación tiene una relación crucial con el desarrollo de los niños y las niñas. Y es adecuada cuando proporciona nutrientes necesarios para mantener el buen funcionamiento del organismo, garantizar el desarrollo y crecimiento adecuado, minimizar el riesgo de enfermedades, conservar o reestablecer la salud.
La leche materna es la clave de la supervivencia y del desarrollo. Es el alimento más completo que puede recibir un recién nacido en sus primeros meses de vida. Es el único alimento que necesita hasta los 6 meses de edad sin interrupción alguna. Entre sus propiedades están las proteínas, hierro, grasa, agua y otros elementos nutritivos en la cantidad que el niño o niña puede asimilar y que necesita para crecer fuerte y saludable, por lo que hasta los 6 meses de vida no necesita nada más, ni siquiera agua.
A partir de los seis meses, los bebés sostienen sus cabezas, aumenta la fuerza de succión, la mandíbula fortalece sus movimientos laterales, y se pueden llevar las manos a la boca. Los alimentos apropiados son alimentos semisólidos purés o papillas, con lo que inicia la alimentación complementaria.
¿Cómo debe ser la alimentación complementaria? Esta dependerá no solo de la variación de los alimentos en el hogar, sino también de las prácticas de la alimentación de los cuidadores.
En esta etapa, la alimentación debe ser suficiente que corresponda a la demanda de la criatura, los alimentos deben de tener una consistencia y variedad adecuadas, administrarse en cantidades apropiadas y con una frecuencia adecuada a la edad. Los alimentos deben prepararse y administrarse en condiciones seguras, reduciendo el riesgo de contaminación.
¿Te interesa el tema?
Las doctoras Martha Nina y Carmen Cruz, del Ministerio de Salud, expusieron sobre este tema en la conferencia Primera Infancia: lactancia materna y alimentación saludable en el marco de la covid-19. Escucha la conferencia completa en nuestro canal de YouTube.
Por Leidy Calderón y Maridalia Maldonado, periodistas del CONANI