Se abre el telón: Un niño no pude ir a la escuela porque carece de registro de nacimiento y de identidad jurídica, y por lo tanto se vuelve invisible y excluido de los servicios públicos. Con esta premisa arranca la obra de teatro con la que el Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (CONANI) celebró el Día Nacional de los Derechos de la Niñez para el disfrute de los niños, niñas y adolescentes en situación de calle, acogidos por el órgano rector.
El ejercicio de este derecho (poseer una identidad) tiene un efecto multiplicador negativo, dado que, sin él, no se abre la puerta de acceso a otros derechos esenciales como son el derecho a la protección, a la salud y a la educación, así como también a la inclusión en la vida política, económica y cultural del país.
La pieza de teatro, a cargo del grupo “Cuenta cuentos” de Dulce Elvira de los Santos y Carlota Carretero, es parte de las actividades lúdicas de las que disfrutaron alrededor de unos 80 niños, niñas y adolescentes en el salón Renée Klang, de la sede central del Conani, algunos albergados en los hogares de paso de la institución, así como en algunas de las asociaciones sin fines de lucro (ASFL) socias o que han sido beneficiados del programa de trabajo social “Cambia tu Vida”.
En el encuentro, los pequeños pudieron disfrutar también de un baile, a cargo del grupo ADM Dancer, de juegos educativos, regalos, refrigerios y un almuerzo. La celebración ha sido organizada con el apoyo del Ministerio de Trabajo y la Organización Internacional de Trabajo (OIT).
Conani ha realizado alrededor de 70 intervenciones de niños, niñas y adolescentes sin atención y cuidado de sus padres, de algún familiar o adulto responsable en situación de vulnerabilidad. Estas mediaciones sociales son fruto del “Modelo de Intervención para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes (NNA) en Situación de Calle y Movilidad en Espacio Público”, de la Unidad Técnica Operativa (UTO), que inició a principios de año.
Esta iniciativa es fruto de los trabajos que inició “Cambia tu vida”, en 2020. Se trata de un intercambio de experiencias entre esos niños, niñas y adolescentes, visibilizándoles y conociendo sus perspectivas de vida, no sólo para acompañarlos a hacer realidad sus sueños, sino también para garantizar el cumplimiento de sus derechos.
Lavar autos, la venta ambulante, limpiar zapatos y pedir limosnas, entre otras formas de trabajo de explotación infantil, es la realidad en la que se encuentran cientos de niños en situación de pobreza extrema, quienes en algunos casos viven en las aceras o edificios abandonados.
La República Dominicana se encuentra en el puesto número 106, entre 176 países considerados los peores para la infancia, situándolo por encima del promedio regional, de acuerdo al informe “Infancias robadas”, que realiza cada año la organización Save the Children.